sábado, 31 de agosto de 2013

Uno más en la familia


A menudo nos planteamos acoger a un nuevo miembro en nuestra familia donde ya conviven uno o más animales. Es en este momento cuando debemos valorar si se presentarán conflictos entre las distintas generaciones y si es adecuado o no incorporar un amigo más.

Cuando se trata de un felino adulto o senior, hay que tener en cuenta que tiene sus costumbres y rutinas definidas y que la entrada de un pequeño felino lleno de energía y curiosidad puede provocar tensión, estrés y malestar.  Aunque en muchas ocasiones el nuevo miembro termina aportándole todo tipo de beneficios al sedentario felino.

La incorporación del nuevo miembro de la familia debe realizarse con planificación, pero por desgracia la mayoría de veces tendemos a meterlo en casa sin plantearnos ninguna de las variables a tener en cuenta.

Lo primero que debemos hacer es comprobar con la ayuda de un profesional que el nuevo amigo está sano. A continuación, deberíamos preparar la casa unos diez días antes de su llegada con un difusor de feromonas para que surta efecto tranquilizador en el animal que ya convive con nosotros. Además deberíamos establecer un área específica para el nuevo gato separada de la del inquilino más antiguo, en esta zona ha de tener todo lo necesario para su día a día: bebedero, comedero, rascador…

De forma que separando las dos zonas y no haciéndole compartir sus cosas, el felino residente verá que alguien más ocupa su casa, puede identificarle sin interaccionar y poco a poco va acostumbrándose.

También es muy importante que durante esos diez días frotemos a cada uno de ellos con un paño limpio por su hocico y entre los dedos de las patas, quedando impregnado su olor. A continuación se intercambiaran los paños y serán frotados en el otro animal, con lo que conseguimos el imprescindible y favorecedor intercambio de olores. Un procedimiento sencillo que ayuda a que ambos animales se reconozcan y acepten de forma mucho más sencilla.

Pasado este tiempo de aislamiento, podemos encontrarnos con todas las variables posibles de reacciones en un primer encuentro. Como norma general  sólo entraremos en acción si se produjera algo más que bufidos, carreras o algún manotazo, en cuyo caso es útil utilizar un espray de agua, que será la única y mejor forma de intervenir en caso de conflicto. No debemos gritar ni intentar coger a uno para separarlo de otro, sólo con el espray. En estos casos, debemos mantener el confinamiento unos días más.

Poco a poco la relación irá mejorando, aunque alguna vez haya llamadas de atención, para dejar claros los territorios y costumbres, pero siempre hacia una relación asentada y positiva. En la práctica la incorporación de un animal joven a casa provoca una “pérdida de años” en el animal más mayor: juega más, está más activo y receptivo que antes.

En definitiva, los conflictos generacionales pueden existir al incorporar un nuevo miembro al hogar, pero, con las pautas adecuadas  y paciencia, nuestras mascotas llegarán a la convivencia deseada.

  

  

 

 

  

 

 

 

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