En
el verano nuestras mascotas pueden padecer molestias por contacto con agentes
específicos de esta época como los parásitos, los rayos solares, etc. No
debemos asustarnos, pero si debemos tener muy presentes los posibles riesgos,
su prevención y la forma de actuación en caso de aparecer el problema.
Ciertos
animales, al igual que algunas personas, sufren de forma especial la acción de
los rayos solares sobre su organismo, bien por la sensibilidad de la piel,
porque el pelo del animal es corto, o incluso porque posee zonas sin pelo; en
estos casos existe una clara predisposición a la aparición de quemaduras
solares. Para prevenir cualquier quemadura evitaremos el exceso de sol los
primeros días y mantendremos una correcta rutina de higiene (cepillados diarios
principalmente en animales de pelo largo), lo que permitirá mantener el buen
estado de la piel de nuestra mascota.
Los
animales en esta época pasan mucho calor, hay que evitar pasearlos en horas
calurosas como el mediodía y es preferible salir a primera hora del día o por la
noche. Deben hidratarse constantemente y para aliviar las molestias del tiempo
de adaptación podemos refrescar al animal con duchas de agua sin jabón, en las
piscinas o en las playas autorizadas.
Además, con el calor los parásitos externos intentarán
aprovecharse de nuestra mascota y si no ponemos las medidas necesarias, podrán
transmitirle graves enfermedades. Antes de irnos de vacaciones, debemos hacer
acopio de los productos antiparasitarios que nos recomiende nuestro Veterinario
de confianza tras comentarle el lugar en el que pasaremos el verano. En el caso
de los insectos, existen algunos especialmente preocupantes por su capacidad de
transmisión de enfermedades de gravedad a nuestras mascotas: filariosis y
leishmaniosis. Para prevenir la mayoría de enfermedades se recomienda usar una pipeta al mes (Eliminall, Advantix, etc.) y un collar antiparasitario.
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