¿Habéis
oído hablar del gato Habana? Este gato, al contrario de lo que pueda parecer
por su nombre pertenece a la isla de Gran Bretaña. El motivo por el cual recibe
este nombre es por su color, a sus criadores les recordaba el del famoso puro
habano.
Como
sus antepasados siameses, el gato Habana es un gato listo y cariñoso. El gato
Habana es extremadamente juguetón y exige atención y afecto. A pesar de su
naturaleza activa, se conforma bastante bien con la vida al interior. Suele
hacerse mucho a un solo miembro de la familia, y le será fiel toda la vida.
Este
felino sólo existe en un color, pero los estándares difieren en Inglaterra y en
Estados Unidos. Los británicos prefieren un aspecto más bien oriental, mientras
que los americanos prefieren algo más parecido al azul ruso.
Se
caracteriza por un pelaje corto, muy brillante e igualado sobre todo el cuerpo.
El cuerpo es alargado y esbelto, con patas largas y finas, y pies pequeños y
ovalados, y una larga cola, terminada en punta. La cabeza tiene forma de cuña
(es más larga que ancha), con una nariz corta y angulada; los ojos, distantes
entre sí, son de formas almendradas y oblicuas, y las orejas muy grandes,
redondeadas en la punta y rosadas por dentro.
Las
hembras de esta raza son excelentes madres, y sus gatitos son pequeños
peluches. Ella habla constantemente con sus retoños. El gato habana es una raza
popular, pero como sigue siendo bastante raro, su precio suele ser elevado.
Como
cualquier otro miembro de su especie, el gato Habana debe recibir una dieta
carnívora esencial, que puede complementarse con pescado, arroz hervido,
papillas de cereales e incluso leche espesada con maicena.
Para
tener una buena convivencia, la raza de gato Habana han de estar
preferiblemente castrados de cachorros. Deben ser protegidos del frío y la
humedad excesivos además de someterles a las desparasitaciones periódicas
pertinentes.
La
obtención de los “marrones de La Habana”, ha de seguir unas reglas estrictas en
la elección de reproductores aportando cruces con siameses chocolate, ya que la
unión reiterada de “habanas” degenera el tipo manteniendo tendencia al aclareo
de la capa y al viraje de los ojos hacia el ámbar. Las hembras del gato Habana,
pueden parir y amamantar sin problemas a sus pequeñuelos.
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