Con la bajada de temperaturas
aparecen los resfriados, incluso para nuestros felinos. ¿Sabes que precauciones
tomar o cómo ayudar a tu gato si sufre un constipado?
Seguramente ya te habrás dado
cuenta de que nuestros gatos están más perezosos de lo normal,
se enredan entre las sábanas, se ponen encima del portátil o en cualquier sitio
que consideran un buen lugar para echar una siestecita. Y es que el frio ha
llegado y los felinos son los que más notan los cambios de temperatura.
Una imagen típica es ver nuestro
gato dormitando sobre el radiador, y es que los gatos soportan el contacto con
superficies de temperaturas de hasta 50º. Por eso los radiadores suelen ser un
lugar perfecto en el que echarse una cabezadita. Debido a ello, es aconsejable
estar pendientes y así evitar posibles accidentes. Es aconsejable apagar las
estufas y calefactores antes de salir de casa, así impediremos que puedan
quemarse.
¿Cómo afecta el frío en los
gatos? No a todos los felinos les afectan por igual las bajas temperaturas, por
eso debemos tener en cuenta:
Gatitos: Los gatos jóvenes o
bebés tienen un sistema inmune poco desarrollado.
Gatos con poco pelo: Felinos como
el siamés o el esfinge necesitan más abrigo que los gatos que tienen con un
abrigo de pelo natural.
Gatos mayores: Las defensas de
los gatos de más de 7 años no actúan al 100% y pueden empeorar su capacidad
para aguantar el frío.
Gatos enfermos: Cuando tienen una
enfermedad sus defensas son muy bajas y son más susceptibles de coger
resfriados. Además, las enfermedades articulares y del aparato locomotor (como
artrosis y artritis) empeoran con la llegada del frío.
¿Qué debemos tener en cuenta?
En todos los casos es
imprescindible darles una buena alimentación. Además, unas mantas o una cuna
cerrada les ayudará a estar más protegidos del frío. No obstante, los gatos
caseros en general deben seguir una misma alimentación durante todo el año, ya que
con suplementos específicos tal vez podrían engordar más de lo conveniente.
También debemos tener en cuenta
que en esta época mudarán su pelo. Este cambio natural les ayudará a prepararse
mejor para el frío, pero también provocará una mayor acumulación de pelo
muerto. Además de cepillarles más a menudo para que no se generen bolas en su
estómago, no olvidéis darle malta para favorecer la expulsión.
Otra cuestión es si el gato se ha
resfriado y las precauciones que debemos tomar. Es cierto que no se constipan
como nosotros, pero los virus pueden afectarles también al sistema
respiratorio. Los síntomas son muy parecidos a los que podemos padecer los
humanos: Irritación, inflamación, ojos llorosos, mucosidad, tos, estornudos e
inactividad. En estos casos, la mejor opción es llevar al gato al veterinario
para que le dé un tratamiento y pueda recuperarse lo antes posible.
Así que ya sabéis a sacar las mantitas para que nuestros
gatitos puedan estar calentitos. Si a los humanos nos encanta dormir arropados
y acurrucados, ¡¡a los gatos mucho más!!
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