miércoles, 25 de septiembre de 2013

Un cachorro en casa


Hay varias cosas que hay que tener en cuenta en el momento de la decisión de traer  a un cachorro por primera vez a casa.

En el interior del hogar deberemos asegurarnos de que no existe ningún elemento peligroso para el animal. Para ello deberemos realizar el esfuerzo de ponernos a su altura e inspeccionar el hogar para evitar potenciales disgustos. Los elementos más peligrosos suelen ser cables sueltos o productos químicos potencialmente mortales.

En el caso de que contemos con un espacio exterior en la casa, es importante tener en cuenta que no existan hoyos o agujeros en las vayas o rejas por donde el perro pueda intentar escapar. También, al igual que en el interior, deberemos asegurarnos de que no existan elementos químicos o plantas tóxicas que el animal pueda estar tentado a ingerir. Adicionalmente, es interesante que las primeras veces que esté en el exterior cuente con una supervisión exhaustiva para comprobar cómo se comporta y que no hemos dejado ningún cabo suelto.

Con estos dos esfuerzos evitaremos que dentro de nuestro hogar, donde nuestro animal pasa más tiempo, éste pueda sufrir ningún tipo de daño.

Otro elemento clave es seleccionar un veterinario, hemos de tener en cuenta que la relación entre un perro y su veterinarios será duradera así que debemos seleccionar un veterinario de confianza y que nos caiga cerca de casa. Es importante que el veterinario revise al cachorro previamente a su llegada a casa, para garantizar que este llega en perfecto estado.

Si no tiene aún puestas las 3 vacunas básicas que le protegerán de posibles parásitos, infecciones… no es aconsejable que salga a la calle, no por la calle en sí, sino por el contacto con otros perros que puedan traspasarle alguna enfermedad. Durante este tiempo, habrá que mantenerlo en casa (si tienes jardín perfecto) hasta que tenga las vacunas. Una vez puestas, comenzará la operación ¡“pipi en la calle no en casa”! Algo difícil con muchos perros…

Hay que tener paciencia en esta primera etapa, pues es como un niño pequeño, todo lo quiere tocar, morder y ver, puede que muerda zapatos, cables, muebles (sobre todo cuando le están saliendo los dientes)… Puedes evitar mordiscos con sprays educadores como los de Wuapu, también repelentes de orina o spray que atrae al animal a orinar en un determinado lugar, todo ello hasta que termine de aprender a salir a la calle.

En los comienzos de su educación es práctico el llevar pequeños premios que le estimulen a hacer aquello que quieres que haga. Se premia al perro por su buena actitud, y si hace algo malo, no aconsejamos usar castigos severos, ni tampoco hace falta gritar al animal (pues tienen el oído mucho más desarrollado que nosotros), con un golpe en el suelo (ya sea con la mano, un periódico o pié) ese sonido asustará al animal y sabrá que no es algo que te guste que haga, y al tiempo dejará de hacerlo.

Es importante jugar con él, y ayudarle a desarrollar sus habilidades con juegos, esconder premios y que los busque con el olfato, por ejemplo.

Si seguimos estos consejos el aterrizaje de nuestro amigo peludo en casa será de lo más sencillo y podremos disfrutar de él con toda tranquilidad y mucha alegría.

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