Uno
de los principales miedos de los padres primerizos que tienen una mascota es
como recibirá su perro o gato a su bebé. El hecho de que llegue un recién
nacido a casa no significa que tengamos que olvidarnos de nuestra mascota, ya
que ambos pueden llegar a ser grandes amigos.
Normalmente,
la mayoría de las mascotas miran a los niños con curiosidad y no presentan
signos de agresividad hacia ellos. Sin embargo, algunos perros pueden percibir
a los bebes como un mamífero extraño, sobre todo, aquellos que nunca han visto
a un bebé y, por tanto, no pueden reconocerlo como una cría de los seres humanos.
Para ayudar a prevenir accidentes, debemos tomar algunas precauciones.
Durante
el embarazo es importante que el padre u otra persona se preocupen más del
animal, debido a que la madre tendrá menos tiempo cuando llegue el bebé, y así
podemos prepararle desde antes del parto para que los cambies no le resulten
bruscos y de esta forma no pueda sentir celos del recién llegado.
En
el caso que el perro o el gato duerma en la habitación y queráis que duerma en
otro sitio cuando llegue el niño, debéis ir acostumbrándole ya a su nuevo lugar.
Además,
hay que llevarlo al veterinario para desparasitarlo, protegerlo contra insectos
y poner sus vacunas al día.
Una vez el bebé ha nacido y cuando esté en la
maternidad el padre puede llevar a casa alguna prenda de él para que el perro o
el gato se acostumbre a su olor. Al llegar a casa por primera vez con el
pequeño, el padre puede coger en brazos
al bebé mientras la madre saluda a la mascota. Podemos permitir que el animal
huela al niño, eso sí, protegiendo su cara con las manos.
Aunque el perro o gato no pueda tener una
conducta agresiva hacia el recién nacido no conviene dejar al bebé nunca solo
con el animal. Si duerme en una habitación separada de los padres, hay que
enseñar al perro o el gato que no deben entrar allí cuando no esté presente un
adulto. El animal de compañía puede hacer daño al niño sin pretenderlo,
simplemente jugando con él. En el caso específico del gato, hay que evitar que
se acueste dentro de la cunita.
¿Y
si no quiere al niño?
En
general, el perro o el gato se acostumbra a compartir las atenciones con el
niño. A veces el perro se muestra hostil hacia el pequeñín. En ese caso, hay
que mantenerlo atado hasta que se le pasen esos sentimientos, pues podría
morderle o arañarle aunque no lo haya hecho nunca antes.
En
caso que su comportamiento agresivo se
mantuviese, habria que plantearse si puede seguir viviendo en la casa.
El
recipiente de la comida, el agua y el lugar donde hace caca el animal no deben
quedar al alcance de la mano cuando el bebé empiece a gatear, porque los
parásitos se transmiten a través de la saliva y los excrementos.
Una
buena higiene con agua y jabón de los enseres de las mascotas disminuirá
notablemente el riesgo de contagio.
Es
importante que los padres sigan las siguientes pautas:
-No
disciplinar al perro cuando se manifieste curioso alrededor del niño.
-Dejar
que el perro huela y vea al niño.
-Asociar
experiencias agradables con la presencia del niño.
-Dedicar
especialmente 10 minutos al día a interaccionar activamente con el perro.
-No
dejar totalmente solos a niño y perro.
-No
aislar totalmente al perro del niño.
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